Si lideras un equipo, actividad y calidad deben ir de la mano.

Esto no es exclusivo de un sector de actividad concreto, no, es una realidad que llama a la puerta de muchos líderes de equipo en, me atrevería a afirmarlo, todos los sectores de actividad profesional.

De hecho, por tomar como muestra los últimos proyectos en los que estamos interviniendo, esa maestría del líder en compaginar la actividad y la calidad de actuación de su equipo, es foco importante de trabajo en colaboraciones que estamos realizando en el sector financiero, en farmacia, en el sector industrial y en construcción.

¡Como para no detenernos unos minutos y hablar de ello en estos contenidos que compartimos semana a semana!

Para ello, déjame introducirte el esquema general de un modelo que utilizamos en prácticamente todos los proyectos en los que actuamos. Me refiero a la Caja Negra.

No incluyo todos los elementos y herramientas asociados al modelo. Me basta con este esquema resumido que nos dice que cualquiera de nosotros debemos, en nuestro puesto de trabajo,

  • alcanzar determinados resultados…
  • a través de determinadas áreas de responsabilidad…
  • siendo eficientes en la actividad diaria…
  • para lo que necesitamos disponer del perfil profesional que exige  esta cadena de consecuencias (eficiencia – responsabilidades – contribución). 

 

Centrémonos en el segundo factor

Imagina un gráfico de dos ejes en el que el vertical representa la actividad que realizamos y el horizontal la calidad con la que realizamos dicha actividad. Supongamos que el primer eje nos lanza la pregunta de si hacemos todo lo que debemos hacer y el segundo, si lo que hacemos, sea mucho o poco, lo hacemos con la calidad necesaria.

Nuestro rendimiento o eficacia o desempeño, es decir, la forma en la que optimizamos nuestro tiempo de trabajo, puede quedar reflejado en este gráfico.

Cuanto más nos ubiquemos a la derecha y en la zona superior del mismo, mayor será nuestra eficiencia y, por lo tanto, mayor probabilidad tendremos que alcanzar los resultados que se nos exigen.

Ahora, piensa en tu equipo o en una persona que debe liderar un equipo (en otro artículo intentaré explicar el concepto de liderazgo desde el punto de vista organizativo y de contribución).

¿Qué debieras hacer como líder de tu equipo?

  • Saber qué deben hacer tus colaboradores
  • Cómo deben hacerlo
  • Si lo hacen y lo hacen bien
  • Por qué actúan así
  • Luchar por que ocupen la zona superior derecha

Es puro sentido común, ¿no? Pues aun siendo así, estos cinco puntos que acabo de enumerar, ponen contra las cuerdas a muchos líderes.

 

Es más frecuente la gestión del volumen de actividad que el de la calidad de actuación

No sé lo que opinarás según tu experiencia, pero, por los motivos que sea, estamos mucho más pendiente de si nuestros equipos hacen lo que deben hacer que de si lo hacen de la mejor manera posible.

Es decir, tendemos a ejercer un liderazgo centrado más en la actividad que en la calidad de actuación y ¡¡eso no es liderazgo!! 

Si consideramos que tenemos la responsabilidad de mover la contribución de nuestro equipo, debemos ser capaces de conocer el qué y el cómo de lo que les exigen sus respectivos puestos de trabajo, debemos ser capaces de hacer que entiendan la importancia tanto del qué como del cómo para que sean conscientes del lugar que les conviene ocupar en el gráfico para lograr sus objetivos.

Si nos quedamos en la gestión del volumen de actividad, que no nos extrañe que surjan más problemas de los que habitualmente están presentes en toda gestión de equipos.

Ser un buen líder no es tarea fácil, pero si es nuestra responsabilidad, debemos tener presente todo aquello que condiciona la contribución de nuestro equipo y gestionarlo.

Si lideras un equipo, actividad y calidad deben ir de la mano.
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