¿Podemos deducir el nivel motivacional de alguien?

Hay que tener muy claro que la motivación es un estado mental, es decir, una predisposición que experimentamos interiormente a intervenir o a no intervenir ante una determinada situación. Es una `intención´ que nos impulsa a actuar con una intencionalidad concreta y con una intensidad determinada. A la intencionalidad recurrimos para hablar de `motivación positiva o negativa´ y a la intensidad se la conoce técnicamente como `valencia motivacional´.

Siendo esto así, no podemos ver la motivación de nadie ya que es algo que ocurre en su mente y, con mucha frecuencia, sin que esa persona sea plenamente consciente de ello.

Por ello, para conocer el estado motivacional de una persona debemos utilizar vías indirectas, en concreto, debemos `inferir´ (deducir) su estado a través de señales que podamos observar.

¿Qué señales y cómo interpretarlas?

Saber cuáles son las señales no es especialmente difícil, poder observarlas cuesta más y ser capaz de interpretarlas es `harina de otro costal´.

Utilicemos el modelo de perfil profesional que manejamos en nuestros proyectos para poder dar algunas pautas que nos orienten.

¿Dónde buscar esas señales?

En el modelo agrupamos los factores de un perfil en tres categorías: Criterio, Motivación y Herramientas.

Obviamente, la motivación es una de ellas y cuando abordamos un proyecto grupal, individual o de definición de modelos con nuestros clientes, esta categoría la abordamos a través de la implicación (consciencia de lo que nos estamos jugando a corto, medio y largo plazo), rol (medida en la que asumimos las responsabilidades asociadas a nuestro puesto) y viabilidad (percepción que tenemos de disponer o no de los recursos externos necesarios para actuar),

Las tres categorías interactúan entre sí condicionando que actuemos de determinada manera o que evitemos intervenir en algo.

Estoy hablando de las consecuencias promovidas por las tres categorías del perfil y que no son otra cosa que el conjunto de comportamientos que ponemos en juego.

¡Ahí lo tenemos!

Las señales a las que me he referido antes están asociadas a los comportamientos, los nuestros y los de aquellas personas de las que necesitamos conocer su nivel motivacional.

Un consultor que se precie de saber evaluar perfiles, sabe lo que debe observar en estas señales.

La observación y evaluación de comportamientos

No voy a entrar en lo que podría ser un tratado de evaluación de comportamientos porque seguro que ¡¡dejarías de leer en ese mismo momento por lo denso y complejo del tema!!

Lo que sí voy a hacer es entrar en la mente analítica de ese consultor que sabe y compartir contigo algunos de sus pensamientos:

  • ¿Pone en juego comportamientos? Si los pone es que algo quiere conseguir con ello, por lo tanto, la simple puesta en juego de comportamientos, habla de una intención motivacional
  • Los comportamientos que juega, ¿están alineados con lo que se espera o están generando alguna barrera u oposición? Si están alineados, podemos inferir que el profesional tiene una motivación positiva, en el otro caso, podríamos pensar lo contrario aunque no de forma taxativa, ya que podría darse el caso de que existiera una motivación positiva asociada a una incapacidad de actuación por falta de herramientas.
  • ¿Está poniendo en juego comportamientos de calidad? En realidad, el que sean o no de calidad no podemos asociarlos con seguridad a un nivel de motivación concreto, salvo, claro está, que esa calidad forme parte de la finalidad motivacional en sí.
  • ¿Hace todo lo que debe hacer? Si la respuesta es afirmativa, su asociación con la motivación positiva es alta, en el caso contrario no podemos dar una interpretación segura ya que puede no estar haciendo todo porque haya parte que no quiera hacer (ligado a motivación), que no sepa que debe hacerse (ligado a conocimiento), que no sepa cómo hacer algunas cosas (ligado a habilidad), que no tenga claras las prioridades (ligado a criterio)…
  • ¿Existen evidencias de que sus comportamientos están mostrando una mejora progresiva? Si es así, no corremos alto riesgo de equivocarnos si decimos que existe una motivación “solvente” (con baja vulnerabilidad) y “retroalimentada” (con refuerzo derivado de la propia actividad o de sus consecuencias). En caso de que produzca un retroceso en la tendencia, es muy probable que nos enfrentemos a una situación de motivación negativa (“desmotivación”) que puede estar intensificándose últimamente. En los casos en que no se produzcan variaciones, la motivación que exista está manteniendo el nivel de comportamientos.

Mi intención al redactar esta lista es la de alertar sobre la importancia de destinar tiempo y esfuerzo a aprender a interpretar la motivación de nuestra gente.

A ser consciente de que de la misma manera que en lenguaje corporal, un gesto no vale nada en solitario, en motivación hay que manejar múltiples factores, las interrelaciones que se dan entre ellos y las tendencias que se evidencian para no equivocarnos en nuestras interpretaciones.

Mi maestro me decía que antes de dar una opinión profesional sobre el perfil de alguien, me asegurara de que esa opinión fuera realmente profesional.

Quien haya hecho valoraciones de perfil vía assessment o a través de otras vías, sabe perfectamente de qué hablo y de lo que es habitual que ocurra.

¿Podemos deducir el nivel motivacional de alguien?
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