Al amigo que en apuro está, no mañana, sino ya
Este artículo no entra dentro de los habituales que escribo. Este artículo roza más la parte personal. En un principio iba a ser anti, pero va a acabar siendo pro. La idea era para, a esos contactos que son amigos, algunos desde niños, otros de juventud, muchos de la época de los treinta y el resto (bastantes) de épocas más maduras y muchos que se han ido añadiendo del entorno profesional, reclamarles un poco de atención.
No demasiada, sólo la poquita que consideren que merece un amigo, un conocido, un contacto, un tipo al que sigues, la justa que no te quite tiempo para las cosas importantes como los amigos, los contactos o esa gente a la que se dedica por métodos directos o indirectos un ratito de nuestros días, ya de por sí cortos para todo lo que tenemos que hacer.
Esa gente que conociste en EGB, BUP, COU, la Uni… en mi caso, ya soy un cincuentón, esa gente con la que compartiste tiempo y lugares en momentos “especiales”, primeras novias, decepciones, borracheras, fiestas, suspensos, ¡incluso aprobados!,y tantas otras historias, esa gente que en los grupos de guasap se llaman amigos de toda la vida y que demuestran cariño en cada línea que escriben cuando todos los súper compañeros leen. Esa gente que no es capaz de recomendar un artículo de LinkedIn, o un Me Gusta en Facebook o un RT de Twitter. Esa gente que se viste de amigo porque el grupo debe aplaudir sus iniciativas, esa gente que necesita la aprobación inmediata de otra gente que no ha visto en treinta años, pero es el mejor amigo con el que podrías soñar compartir minutos de tu vida.
A esa gente va dedicado este artículo. A mis grandes amigos de juventud y madurez, a todos ellos, a los que sólo aparecen cuando están los mil palmeros alrededor para ver cómo se preocupa de sus colegas.
Primero: Gracias. Gracias por enseñarme quién de verdad es alguien en quien poner confianza y cariño. Gracias por enseñarme a diferenciar entre amigos y gente de ayer.
A los que habéis llegado alto: enhorabuena, siento cierto orgullo por sentirme en cierto modo a vuestro lado por, en tiempos, haber contribuido, aunque sea un minuto, a formar parte de vuestra historia.
A los que no habéis llegado tan alto: Estamos todos en proceso, mi mano está a vuestra disposición para lo que necesitéis, siempre que pueda hacerlo o al menos intentarlo, no dudéis en pedírmelo.
A los que os habéis quedado en el camino y ya no tenéis ganas de seguir intentado crecer: Ánimo, nunca es tarde si el destino es el correcto, no lo digo por decir, lo conozco. Mi mano, y seguro que la de muchos, está tendida para empujar un poco, lo que se pueda, somos muchos, alguno nos acordaremos de tiempos en los que de verdad éramos lo que se nos supone ahora, entonces era cierto, ¿retomamos?
Segundo: Gracias, sois una fuente de aprendizaje inmensa. Me habéis enseñado quién es quién y quién no lo es. Me enseñáis todos los días algo nuevo, cada vez que os echo de menos me dejáis claro con quién puedo contar y con quién no debo hacerlo.
Y como siempre no hay dos sin tres, tercero: He aprendido, en parte gracias a vosotros, que no se debe dar por sentado nada, que no puedes creerte todo lo que dicen, que no puedes confiar en que nadie de un paso adelante por uno sin obtener beneficio.
Y habiendo tomado nota de todo esto, he llegado a mi propia conclusión, nunca habría sido capaz de estar donde estoy sin todos vosotros, incluidos todos los que parecéis y no sois. Y quiero que sepáis que con todo lo dicho, podéis contar conmigo, desde un RT, una recomendación en LinkedIn, una charla, un hombro donde apoyarse o un empujón si está en mi mano.
Y otra vez gracias, seguimos en contacto…o no, vosotros decidís.