Donde no hay estación no para el tren
A veces nos creemos en posesión de la verdad absoluta. Y defendemos esa “verdad” aunque nos demos cuenta de que no es correcta. Pero es nuestra, y vamos a muerte con ella.
A veces nos vemos en la obligación de mantener nuestra posición aun sabiendo que no tenemos datos suficientes para seguir firmes en nuestra postura.
A veces nos creemos que, por el hecho de parar y escuchar, vamos a valer menos, y preferimos meter la pata hasta el fondo con tal de no parecer que tenemos dudas, que no dominamos cierta situación.
A veces nos equivocamos tanto, que mantenernos en nuestros trece nos hace quedar como perfectos idiotas. Como cuando uno está borracho y se cree gracioso, pero lo que realmente pasa es que hace el ridículo. Los demás lo ven claro, pero el protagonista se viene arriba y no para, en su creencia de liderar el ránking de popularidad.
Por eso necesitamos guías, por eso necesitamos de un equipo, por eso necesitamos de un formador, un colega, un amigo, un “lo que sea” que nos ayude a levantar esas barreras que muchas veces nos impiden ser lo que realmente somos y hacer lo que realmente sabemos hacer y nos da valor real.
Se valora demasiado la popularidad y se aplica a muchas actividades que no tienen por qué medirse con esa vara. Un buen director no tiene por qué ser popular, y puede ser un gran profesional sin que la gente le aplauda al pasar y lo mismo se puede aplicar a cualquier persona con la que compartas momentos, tanto de trabajo como personales.
Es fundamental saber de qué palancas debemos tirar para lograr nuestro objetivo. Cada uno tenemos distintas habilidades y muchas veces no somos capaces de verlas y sacarles todo su potencial, pero no es lo único que nos va a ser útil, debemos saber cómo, cuándo y por qué usarlas.
Recuerdo una imagen en la que parece un pez, un mono, una urraca, un pingüino, un elefante, una foca y un perro enfrente de una mesa con un señor que les está examinando. El examinador dice que para que la prueba sea justa todos tendrán el mismo examen: Trepar un árbol. (la he localizado, es esa de al lado)
Deberíamos ser capaces de identificar el talento de cada uno, de localizar sus habilidades; todas sus
habilidades, no sólo las que mostramos cada día como autómatas, de esta forma seremos capaces de lograr una eficiencia mayor en nuestro desempeño profesional, seremos mejores y si es lo que pretendemos, lo mismo acabamos siendo los más populares de la empresa si es lo que buscamos.
Para ello existen profesionales que saben cómo detectar esas habilidades, saben cómo sacarlas a la luz, saben cómo conseguir que apliquemos aquello que no sabíamos que teníamos a nuestro día a día y seamos mejores profesionales, mejores personas, mejores compañeros.
No dejemos pasar las oportunidades que nos ofrece el mundo laboral para mejorar, si queremos que algo pase, algo tenemos que hacer, si no hacemos nada nuevo, no pasará nada nuevo, si queremos que el tren pare, debemos poner una estación para que suceda.