Bien cena quien bien trabaja
Cuando empiezas algo que esperas que sea una serie, te quedas corto si no pasas del primer capítulo. Y en esas me ando en este instante, buscando cómo hacer para justificar otro refrán ya añoso que seguro es conocido de muchos: “Bien cena quien bien trabaja”.
Mi intención era, y sigue siendo relacionar estas antigüedades con el maravilloso mundo de la informática, pero éste en particular, imagino que como la grandísima mayoría, es aplicable a casi todo, es fácil de intuir dado que cuando se recogieron estas frasecillas de conocimiento popular, la informática estaba en el limbo a la espera del Steve Jobs de turno se pusiera en marcha para dárnosla a conocer.
Dentro del mundo informático, que nadie se ofenda, es el que mejor conozco, los horarios no existen. Los bomberos salen de sus cocheras cuando les necesitan y los equipos de apagafuegos informáticos hacen un poco lo mismo. Sabes, y no siempre, cuando empiezas, pero el final, ¡Ay amigo!, ese es y seguirá siendo un gran misterio.
No cabe duda que si hay un proceso fundamental en una empresa actualmente es que la red funcione, los datos fluyan felices a través de sus cables y switches y lleguen a destino en el menor número de milisegundos posibles. Todos los trabajos son importantes, pero todos ellos, casi diría sin excepción, se traducen en bites, bytes, megas y paquetes varios que corren de un lado a otro de nuestra organización sin pedir permiso ni interrumpirse unos a otros vengan de donde vengan. Pero…¿y si falla? ¿a qué hora? ¿y mis pedidos? ¡los impuestos que es día 20!
Y aquí, en este preciso momento entra nuestro maravilloso refranero y nos recuerda lo de que bien cena quien bien trabaja.
Mantener una red en un estado de funcionamiento óptimo, no es tarea fácil. Siempre surgen cosas, siempre hay algo que falla, algo que no da el 100% de lo esperado, alguna cosa que no gusta a un usuario o a varios, algo que siempre ha estado así, pero hoy nos hemos dado cuenta… en fin, cientos de cosas que nos pueden ayudar a no cenar un día, porque la jornada parece no tener fin.
Los sistemas no funcionan solos. He oído muchas veces eso de “ya está en marcha, no debe dar ningún problema”, claro que no, pero…¿y si sí?. Entonces el caos se apodera de los usuarios y como no hemos previsto que algo pudiera suceder… no cenamos en casa.
Sólo si hemos estado atentos, si hemos trabajado acorde a las necesidades de nuestro sistema, iremos a disfrutar de un rato en familia.
Es fundamental la previsión. Un contrato de mantenimiento en condiciones, gente preparada, comprometida y profesional. Los cuñados y familiares varios que saben tanto de informática no suelen quedarse sin cenar, esperan al día siguiente y mientras tanto nuestro sistema se para.
Si el mantenimiento de nuestro sistema está bien llevado, todos cenaremos en casa y nos evitaremos momentos de caos y desesperación por no poder cumplir, y que no sea por no dedicar el tiempo necesario a nuestra red.
Es importante hacer, y lo es más hacer bien, hay que ser eficiente y eficaz, tanto como cenar a su hora porque es bien sabido que el dinero del tacaño va dos veces a la tienda y el tacaño se quedará sin cenar ni bien ni mal entre idas y vueltas. Previsión, estudio y planes de emergencia. ¿Cuánto tiempo tardarían sus técnicos en reponer el sistema en caso de falla general? ¿Llegarían a cenar a sus casas? ¿Se quedaría usted para verificar que todo vaya bien?
Cuenten con un buen equipo, profesional, de confianza, serio y comprometido y casi seguro, que si quieren, cenarán con su familia.
Gran refranero el nuestro. Que lo disfruten.