Tolerancia a la Presión (8)
Estrategias
Cuando se buscan soluciones para mejorar la tolerancia a la presión, se tiende a ir directamente a las estrategias. Esto es bueno siempre y cuando contemplemos dentro de las estrategias, la dirigida a conocer la situación. Sin ella, las demás pierden mucho de su valor.
Echemos mano de alguna de las muchas definiciones de este término:
Una estrategia es un plan de acción diseñado para lograr un objetivo específico o una serie de metas. Implica identificar recursos, establecer prioridades, tomar decisiones y asignar tareas para aumentar las posibilidades de éxito.
Quedémonos con la idea de que se trata de definir un plan de acción para conseguir un objetivo. En el caso que nos ocupa, la estrategia tiene como objetivo incrementar nuestro nivel de tolerancia a la presión y, para ello, deberemos ver cuál es o cuáles son los planes de acción que pueden ayudarnos a ello.
Pero antes, discúlpame por poner varios puntos sobre las íes antes de entrar de lleno en lo que «interesa», pensemos que para llegar a ese objetivo, es muy probable que debamos tener en cuenta otros objetivos que nos ayuden a ello. Estos «subobjetivos» apuntan al objetivo clave «incrementar nuestra tolerancia a la presión» y, como son objetivos en sí mismos, vamos a darles rango de estrategia, ¿de acuerdo?.
Así podemos entrar ya en ese título, «estrategias», en plural, que encabeza este contenido cuyo Objetivo, con mayúsculas, es lograr ese incremento de tolerancia a la presión.
¿Cuáles son las finalidades de estas estrategias?
Si has leído los contenidos que he compartido durante estas últimas semanas, te resultará fácil entender el porqué de lo que te cuento a continuación. Para ayudarte a buscar los contenidos si lo ves necesario, pongo en cada punto el número del contenido con las iniciales de tolerancia a la presión (TP1, TP2…)
TP2 y TP3: Estrategia dirigida a asumir el valor que me aporta o me resta esta competencia profesional.
Se trata de contar con algo que me ayude a que frente a cualquier situación profesional o personal que esté viviendo o que vaya a vivir, pueda anticipar cuáles son los factores que condicionan que mi respuesta sea la adecuada o no. Se trata de entender qué es lo que determina que disponga de un nivel alto o bajo en tolerancia a la presión, cuáles son los factores que hacen que una situación determinada sea más o menos exigente, qué tipo de respuestas requiere la situación que ponga en juego y cómo afecta a todo esto el pasado, presente y futuro de lo que estoy viviendo.
Esta estrategia me ayuda a disponer de un criterio sólido para entender mi día a día.
TP4: Estrategia dirigida a controlar el efecto negativo de los pensamientos anticipatorios.
Es frecuente que en nuestras interpretaciones predominen los riesgos que percibimos que pueden producirse. Esto genera una distorsión de la realidad no porque los riesgos no existan, sino porque podemos llegar a contemplarlos como las únicas consecuencias posibles y, con ello, condicionar respuestas inadecuadas.
Con esta estrategia conseguimos adquirir la visión necesaria para tener en cuenta no solo lo bueno y malo que puede ocurrir, sino también la probabilidad de que suceda lo uno o lo otro.
TP6: Estrategia dirigida a identificar las dianas hacia las que dirigir mi actuación.
Con esto conseguimos evitar quedarnos solo con las consecuencias buenas o malas que puedan darse. Obtenemos la capacidad de valorar las alternativas que tenemos disponibles y cuáles de ellas son las más adecuadas.
Esta es la tercera estrategia del grupo de las que podríamos denominar «cognitivas». Junto con las anteriores, nos ayuda a saber qué importancia tiene mantener una buena respuesta, disponer de visión para anticipar lo que puede llegar a ocurrir y tomar decisiones sobre cuáles son las dianas hacia las que debemos dirigir nuestro esfuerzo.
TP7: Estrategias dirigidas a movilizar formas de actuar adecuadas.
Es fácil entender que lo que se deriva de esta estrategia dependerá de las anteriores. Hacer sin saber porqué es una garantía de error o, al menos, de no obtener todo lo que podríamos conseguir.
En estas estrategias se aprende a conocer la situación, mi perfil y la respuesta que se me pide, se aprende a condicionar que mi perfil mejore, a provocar, si se puede, cambios en la situación que favorezcan mi actuación, se aprende a introducir técnicas que me ayuden a priorizar, organizar, planificar, reaccionar, optimizar mi esfuerzo, gestionar mi emocionalidad y estados de ansiedad, proteger mi tiempo, y a aprender de lo que va ocurriendo.
Un abanico de posibilidades de actuación alto que nos ayuda a abordar la exigencia de esta competencia profesional tan compleja.