Más vale paso que dure y no trote que canse

Puede ser que nada sea tan fácil, puede ser que lo que hacemos siempre no sea lo más adecuado, puede ser que nos dé resultados algunas veces y puede ser que esperemos que funcione siempre… dale un par de vueltas… no puede ser.

Y no puede ser porque el mundo cambia, las cosas, los métodos, las percepciones, las herramientas, la gente, todo cambia y no puede ser que sigamos creyendo que no es verdad y agarrarnos a usos y métodos que quedan desfasados como si el mundo se parase por nuestro interés.

Los cambios no son radicales, las cosas no cambian de hoy para mañana, pero si nos dormimos creyendo que todo sigue igual, un día nos despertaremos viendo que todo es diferente y la culpa no es de la tecnología, es nuestra, es que nos hemos dormido, es que no hemos querido ver una realidad que nos asusta: las cosas cambian y no tienen por qué cambiar a mejor, a no ser que estemos atentos a cada paso de ese cambio, vigilantes ante las posibles mejoras, a punto para poder enfrentarnos a esas evoluciones que nos ponen a prueba y nos dicen que, o estamos, o es mejor que nos vayamos.

Los cambios nos ponen a prueba, todos los días, cada mañana tenemos que enfrentarnos a novedades: o nos cambian un interlocutor (vaya faena), o nos cambian el sistema de generar pedidos (para volverse loco), o nos cambian clientes (horror), o nos cambian la silla (mucho más incómoda la nueva, dónde va a parar)…antes mi despacho tenía ventana…

Pero tenemos que seguir, si nos dormimos, la cantidad de cambios que nos van a afectar son tantos que nos resultaría prácticamente imposible enfrentarnos a todos ellos. Por eso, antes de relajarnos, debemos ser conscientes de que un día perdido puede ser una semana de consecuencias negativas, de agobios, de tiempo imposible de conseguir.

El trabajo es un constante crecimiento, a todos los niveles, es la vida misma, es tu día a día. Todo sigue a su ritmo, y si decides parar, te quedas fuera. O te reinventas, lo que te exige un esfuerzo mucho mayor y enfrentarte a un futuro nuevo. Una gran aventura a la que la mayoría no están dispuestos a apuntarse.

Para lograr no dormirnos tenemos varias armas:

  • Constancia
  • Sacrificio
  • Responsabilidad

Todo ello, junto con fuerza de voluntad y determinación harán que, aunque nada sea fácil, aunque todo cambie, aunque fallen algunos métodos, seamos capaces de enfrentarnos a todo lo que nos pongan por delante, el límite lo ponemos nosotros.

Nadie dijo que fuera fácil, al final de cada mes nos pagan por conseguir, entre otras muchas cosas, que nos mantengamos despiertos.

Más vale paso que dure y no trote que canse.