Hacer manejable algo intangible
Confianza: La rentabilidad de adquirir criterio.
Esta historia se inicia hace años, en una época en la que alguien tuvo la osadía de tomar la decisión de crear un modelo útil, operativo, sencillo y adaptable que permitiera demostrar que la confianza se puede gestionar.
Ni que decir tiene que fueron varias cejas las que se alzaron incrédulas y diferentes comentarios los que pusieron en duda la viabilidad de la decisión. No sólo eso, cuando esas cejas y voces se enteraron del plan de trabajo y del equipo que iba a ocuparse de ello, una combinación junior-senior inesperada, dieron por seguro que todo quedaría en `agua de borrajas´.
Si alguien te dice que algo es imposible, ten presente que lo dice convencido porque él es incapaz de hacerlo.
Un año destinado a documentar en profundidad la futura solución, otro para diseñar y rediseñar alternativas que fueran fraguando un modelo adecuado y dos años más para hacer pruebas de bajo riesgo incorporando módulos en otros programas, tanto formativos como de consultoría, que permitieran testar la solución sin desvirtuar el proyecto que se utilizaba para ello.
¿Cómo interpretar? – Las 8 variables
No fue sencillo. Nos obligó a revisar cientos de documentos analizándolos desde el punto de vista académico para evitar incorporar conceptos que no pudieran superar la exigencia derivada de este ámbito, desde el punto de vista profesional para conseguir un modelo que se adaptara a cualquier situación de interacción y tuviera la sencillez y operatividad necesaria…
La última versión se redujo a tres grupos de variables. El primero contenía las que estaban íntimamente relacionadas con la interacción que se produce entre las personas y ahí entraron la credibilidad, la fiabilidad, la concordancia y la equidad. El segundo hablaba del entorno y nos trajo a la pertenencia, el binomino conocimiento/control y las expectativas. El tercero no podía ser otro que el histórico tanto provocado como generado.
¿Cómo gestionar? – Estrategias, técnicas y habilidades
Llegó el momento de jugar con las variables para recrear los posibles escenarios que se podían producir según la situación de la confianza.
Lo obvio se abrió paso y nos llevó a trabajar sobre tres estrategias que coincidían con el titular de cada una de las categorías de las variables. Diseñamos, con sus técnicas asociadas, la estrategia de movilizar la interacción, la de adecuación de entorno y la de rentabilizar el histórico. A partir de ahí, fuimos «pintando» a través de nuestra experiencia competencial, las habilidades exigidas en cada una de ellas.
¿Cómo valorar mi gestión? – Creamos un test tras más de 1500 pruebas
Era obligado. Debíamos construir con el modelo, alguna herramienta que nos permitiera resolver la pregunta que se iba a desencadenar: ¿cuál es mi nivel en gestión de la confianza?
Creo que lo que nos ahorró tiempo, esfuerzo y errores, fue disponer en el equipo de alguien que no sólo sabía de pruebas psicométricas, sino que además, desde el principio, puso en evidencia la necesidad de tener en cuenta esa cuestión que deberíamos ser capaces de responder.
Además contamos con nuestros clientes. Nos abrieron la puerta y pudimos realizar un proyecto dirigido a testar y validar la herramienta que habíamos ideado para evaluar el perfil profesional en la gestión de la confianza.
2018 supuso del lanzamiento del modelo
Empezamos en una de las organizaciones líderes de España. Otras, de diferentes sectores, se sumaron al lanzamiento. La última fue justo antes de producirse la pandemia.
Hoy adquiere identidad real algo que empezó hace años, una alternativa para organizaciones y profesionales que permite dotarles de una forma de interpretar y manejar la confianza en escenarios profesionales y, ¿por qué no?, personales. Una solución que combina metodologías, canales presenciales y on-line, herramientas de diagnóstico,…
Esas cejas y voces hoy reconocen que vale la pena apostar por los sueños y que si la apuesta se nutre de esfuerzo, tenacidad, ilusión, criterio y una buena dosis de sinergia en el equipo, difícil será no ser capaces de aportar nuevas soluciones allí donde se necesiten.