Buey viejo, surco derecho
El parón navideño se me ha alargado hasta finales de enero. Nuevos proyectos, nuevas agendas, nuevas muchas cosas que quitan tiempo para lo más apetecible.
Uno de los proyectos está casi terminado y preparado para salir a la luz en breve, eso imagino que supondrá no relajarse, esto es un sinvivir, pero muy entretenido.
A raíz de este proyecto precisamente se me ha ocurrido que este refrán está más al día que cualquier otro. Se está rechazando a gente con una formación y unos criterios de trabajo excepcionales por el hecho de ser mayores. Cuando has aprendido, cuando has adquirido un conocimiento superior, cuando tienes un bagaje profesional, contactos, trucos, saber, te apartan del mundo laboral.
Las excusas son muchas, es muy caro, porque es muy bueno y no necesitamos tanto, es que es muy mayor y necesitamos sangre joven (menuda idiotez), es que no conoce las nuevas técnicas que se aplican en nuestro mundo… Mil historias que acaban con grandes carreras en un rincón, apartadas por criterios que no se sostienen en la mayoría de los casos de ninguna forma.
Y es precisamente eso lo que les da valor a esos mayores de 50 de se ven en la calle, sin previsión de un nuevo contrato, con las maletas llenas y que se ven rechazados porque valen más de lo que se necesita. Muchos grandísimos profesionales que quedan relegados porque, si somos sinceros, los jóvenes son más baratos, y por nada más.
Los costes de formación, la volatilidad por falta de lealtad, el desconocimiento de los procesos… eso no tiene valor. Sólo aplicamos coste al salario. Formaremos a los jóvenes mediocres para que una vez valgan la mitad de lo que valía el senior, le hagan una oferta mejor y se mude. Y volveremos a empezar, teniendo siempre un equipo por crecer, un equipo que nunca llegará a ser adulto, porque cuando llegas a ser adulto te cortan la cabeza y como te has formado, no vales.
La edad proporciona conocimiento, lealtad, aunque sea por miedo al despido, una agenda bien nutrida, contactos, amigos… eso no tiene precio. La juventud, la falta de formación requiere un esfuerzo muy superior al valor que nos puede ofrecer un profesional con experiencia de años.
¿No gritamos constantemente NO AL BULLYING? Apliquemos ese sentimiento a todos los ámbitos de nuestra vida, no sólo a lo que nos toca de cerca o no nos incumbe.
Así que, si queréis los surcos derechos en vuestra era, tirad de los bueyes mayores, ellos conocen la profesión y ya no hay que perder tiempo indicando por dónde hay que trazarlos.