Gestionar la Confianza (3)

Entornos que la provocan

Afirmaba en el contenido previo que la confianza es consecuencia de una historia en la que las personas que interactúan son sus protagonistas, aunque no los únicos.

Haz lo siguiente: Piensa en alguna persona con la que interactúas habitualmente en tu trabajo y hazte la pregunta: ¿Confía en mí? No te compliques con tu respuesta, limítate a decir «sí», «no» o «algo».

Ahora, intenta anotar (en papel o mentalmente) los motivos por los que crees que esa persona confía en ti, no lo hace o está en un «a medias». Puedes ayudarte de la lista que compartí como ejemplo en la anterior entrada.

De esa lista que acabas de crear, separa los motivos según pertenezcan a alguna de las dos categorías que te propongo:

  • Motivos derivados de lo que ha ocurrido y ocurre en los momentos de interacción que tengo con esa persona. Son los que derivan del entorno de interrelación que tienes con esa persona. Suelo referirme a él con la palabra «interacción».
  • Motivos derivados de temas que son independientes de la interacción que mantenemos. Son los que derivan del entorno en el que se encuentra esa persona y que es ajeno a la interacción que mantienes con ella. Suelo referirme a él con la palabra «entorno».

En un par de párrafos voy a añadir un punto más. Por el momento, saquemos alguna conclusión del ejercicio que te he pedido que hagas. Son conclusiones obvias, claro que sí, pero ten cuidado, ¡¡hay muchas cosas obvias de las que no nos damos cuenta y que podrían ser apoyos inestimables!!

Esa persona en la que has pensado, confía más o menos en ti por motivos que derivan de lo que ocurre en la relación que mantenéis y por motivos ajenos a ella que están la condicionando para que tenga una predisposición favorable o desfavorable a confiar en ti.

Si decimos que la confianza es consecuencia de una historia, necesariamente, debemos pensar que esa historia va acumulando motivos derivados de la «interacción» y del «entorno» que influyen decisivamente en el nivel de confianza que tiene esa persona en ti, ¿no?

Si esto es así, podríamos aventurarnos a asumir que existen tres ámbitos que influyen en la confianza que tenemos con las personas que nos rodean:

  • Interacción: Lo que ocurre en la relación que mantenemos.
  • Entorno: Hechos que condicionan su predisposición a confiar en mí y que no dependen de la relación que tenemos.
  • Histórico: La forma en la que los dos anteriores van dejando un «poso» que consolida o imposibilita la confianza con estas personas.

Ya tenemos las tres fuentes de palancas para gestionar la confianza. En la siguiente entrada empezaré a compartir contigo qué palancas de interacción, de entorno y del histórico tenemos a nuestro alcance para poder gestionar conscientemente la confianza de otras personas en nosotros, la que nos generan las demás y, ¡sorpresa!, la tenemos en nosotros mismos.

Ya tenemos los entornos, el próximo paso es conocer las palancas que movemos día a día de forma consciente o no.

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