No quieras de tu amigo, más de lo que él quisiera contigo.
¿No os habéis planteado nunca lo fácil que les resulta a los demás dejar cosas sin hacer sabiendo que hay más gente detrás que ya se encargará de hacerlo?
Seguro que nos pasa a todos, seguro que dejamos cosas sabiendo que hay otro que viene detrás y lo hará, puede que lo haga, además, porque lo necesita para terminar su labor, o sólo porque no puede ver que se quedan cosas a medias.
Es una suerte contar en el equipo con esa gente que siempre está ahí. Y como siempre están ahí, muchos saben que pueden dejar esas cosas molestas para que esos que siempre están ahí se encarguen y quede todo hecho. Le corresponda a quien le corresponda, unos saben que están los de siempre y los de siempre saben que les tocará hacer lo que otros no quieren hacer.

Y de estos dos grupos, curiosamente, hay uno que suele pasarse el día quejándose del exceso de trabajo, de no tener tiempo para nada y de estar muy cansado para todo, y otro, el que hace y sonríe.
Esto sucede de forma mucho más habitual de lo que nos parece. Muchas veces no nos damos cuenta porque estamos en el grupo equivocado y no lo sabemos.
Y no lo sabemos porque no tenemos el más mínimo interés en preocuparnos por nadie más que por nosotros. Eludimos responsabilidades que debemos cumplir con mil justificaciones, excusándonos con argumentos falsos y difícilmente defendibles, pero que creemos justos, porque nosotros somos así, justos…con nosotros.
El problema viene cuando alguien de los que “siempre están ahí” dice basta. Entonces, ese que ya no quiere hacer lo que dejamos de hacer se convierte en segundos en un indeseable que no cumple con sus responsabilidades, porque ya no me cubre las espaldas a cambio de mantener el equipo en marcha sin más.

Tenemos varias opciones, pero o cuidamos mucho de los que “siempre están ahí” o nos ponemos las pilas y nos pasamos a su equipo. Porque vivir del cuento está muy bien siempre que los que nos salvan el culo no se den cuenta del poder que tienen si dejan de estar siempre ahí. Tratemos de estar ahí, con ellos siempre, dejemos de justificarnos y buscar excusas para que otros cumplan con nuestras obligaciones. Seamos equipo.
